Memoria

Viladecans ha tenido históricamente siempre el apeadero alejado del núcleo urbano. Ahora la ciudad se enfrenta a una nueva situación con la llegada del corredor verde de la riera de Sant Climent acabando en el parque de Vilamarina.

La centralidad del centro comercial con la potenciación del eje, sumado a la presencia de autobuses locales, hace que el flujo de personas que usan la estación se ha visto incrementado exponencialmente.

Primeramente la propuesta se centra en un edificio sencillo, suplantando al existente, garantizando la supresión de las barreras arquitectónicas existentes y el problema de inundabilidad que había.

Dada la situación de la estación a una cota inferior de Vilamarina y su modesta presencia se busca el mecanismo para hacer del andén un lugar particular, único. Por ese motivo la marquesina pasa a ser un elemento oscilante, que vibra con el movimiento del convoy, albergando módulos que incluyen todos los sistemas sonoros y visuales.